El Parto garbanzo (1): habemus inducción

Fue el 31 de octubre. A las 8 teníamos que estar en ingresos, en la Maternidad de O'Donnell para lo que dábamos por cesárea segura. Ya sabéis que mi gamusina era una acróbata uterina. No pensábamos que fuera a colaborar.

Me hicieron pasar a la sala de expectantes, despelotarme, ataviarme con el camisón sepsi del hospital y esperar a que un doctor pudiera ratificar con ecografía la posición de garbancita, que era la primera en pole. Mi doctora de ALRI (alto riesgo), con su melenón al viento, quiso pasar y como el ecógrafo aún no había llegado -la máquina- comprobó con un tacto que lo que garbancita nos mostraba era su cabecita, su oreja más bien. Básicamente, la doctora decidió indicar a la princesa garbanza que le quedaba poco ahí dentro metiéndole un dedo en la oreja.

La ecografía confirmó la mano de mi doctora. Así que ¡inducción!


Mis amigas hippies me preguntan por qué no, respetando a la sabia naturaleza, me mandaron de vuelta para casa y a esperar que quisieran nacer cuando les viniera en gana. Como explica muy bien somos múltiples, el estudio de mortalidad perinatal en embarazos gemelares demuestra que dejarlos macerar en líquido amniótico 'sine dine' puede ser una pésima idea. Y nosotros empezábamos semana 39, con 3 kg de peso por bebé en la última eco.

Pues hala, ¡a inducir!

La doctora 2, que me había hecho la eco, me dijo que me lo tomase con paciencia, que lo mismo nacían el 1, que no estaba ni por asomo en dinámica de parto y que cada cuerpo respondía a las prostaglandinas y, luego, oxitocina, como le venía en gana. Que a las malas hacía noche allí y paría el primero de noviembre.

Fui prostaglandinizada. No se dice así. La historia es que una residente te mete lo que parece un tampax ahí dentro, bien bien profundo y poco a poco empiezas a sentir cosillas. Todo esto enganchada a monitores y con dos nasciturus que parecían en plena clase de salsa, porque los monitores se iban de madre cada dos por tres. Les di la mañana a las matronas (un requetencanto, por cierto: Gracias, Pilar y Ana!)

Dejaron entrar al amore. Yo notaba vidilla en mi panzón. "Joé qué blanda debo de ser porque esto, coña, duele".

Dos horas de prostaglandinización y te ponen de pie y a pasear pasillo arriba, pasillo abajo. En la planta había una familia gigante, una saga de gitanos y ellas me decían. "¡Pero qué tripa gigante! ¡Qué miedo das, paya!"

Yo ahí empecé a padecer. Vamos, me retorcía de dolor y se me ponía el cuerpo entero en piel de gallina. De nuevo pensaba "¡Soy una blanda! como esto sea así hasta mañana, menudo negocio... Si esto no son contracciones y las que duelen son las de oxitocina..." Y cada dos minutos me doblaba, arf, pues sí que dolía un pelín la cosa...

ella respira con estilo. Yo carecía de él y de su bello top naranja
Entré en expectantes de nuevo, sin esperanzas. Iba a estar con aquella torturilla horas y horas ¿no? Eso de que las respiraciones de las clases preparto ayudan... un bulo, una milonga.

Y entonces me reconoció la residente: ¡Pero que había dilatado 4! ¡qué tenía unas señoras contracciones regulares cada 2-3 minutos! A paritorio!

Y allí conocí a mi segunda Pilar del día, mi matrona matronísima, y el amore y yo vivimos la segunda parte del parto.

Pero eso mañana, ¡que toca teta a dúo a la de ya!

Comentarios

  1. Por fin sabemos de vosotros!!!!!! Q nos tenías en ascuas!!!!!!!! Me alegro de que todo haya ido bien!!!!! Deseando leer la segunda parte y deseando conocer a los garbancillos!!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Felicitaciones y bienvenidos esos garbancitos al mundo, una alergría leer tu relato!!! Esperamos la 2da parte! Beso grande!!!

    ResponderEliminar
  3. Oeoeooeoeoe!Habemus garbancitos!!!Enhorabuenaaaaaaaa
    Mi pingÜinito nació el dia 2 :)))
    Muchos besos super mami, espero que no estén siendo muy duros y te dejen dormir muchas horas

    ResponderEliminar
  4. Qué alegría Ana! Enhorabuena! Eres una campeona, los tres los sois. Y el papá también. Un abrazo, familia

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares